El primer momento en que pude ver mi futuro como hombre trans fue cuando tenía 17 y fui a mi primer centro LGBTQ. Recuerdo que mi mejor amigue vino conmigo e hizo todas las preguntas que yo tenía miedo de hacer. Nunca había tenido a alguien que afirmara mis sentimientos de esa manera, hasta ese día, y que también me ayudara a entender cuál era realmente mi identidad trans. Tener a mi mejor amigue ahí para apoyarme realmente me dio la confianza que necesitaba para vivir plenamente en mi verdad.
Acceso a terapia, espacios seguros para la comunidad queer y, sinceramente, permitirme aprender de vuelta y amarme sin cesar me ha ayudado a ver mi futuro como un hombre trans.