Estaba siguiendo en Facebook la transición de un hombre trans, y él habló de cómo empezó a darse cuenta de que no era una mujer. Seguía viendo su historia, memes con los cuales me identificaba, y las historias de personas no binarias y de género fluido. Me dio el permiso para pensar en lo que sería posible para mí. Poco a poco pensé en mi propia niñez y muchas cosas empezaron a tener sentido.
"Salí" públicamente por la primera vez en mi iglesia UU y la gente me apoyó mucho. Me sentí realmente visto y alguien de la congregación hizo trabajo pro bono para ayudarme a cambiar mi nombre legalmente. Tengo la suerte de vivir en una ciudad grande en el medio oeste con una comunidad LGBT muy unida.