Sabía que era diferente como niño pero nunca vi mi futuro como hombre trans hasta tener 30 años. Decidí escaparme de mi matrimonio abusivo y vivir mi verdad.
La comunidad que siempre me ha ayudado es SGI-USA, una organización budista. Les miembres de esa organización siempre me han animado a vivir mi verdad, incluso antes de que ‘salí del closet’.