En 2015, conocí a alguien que estaba en proceso de transición. Acababa de empezar y respondió a muchas de las preguntas que tenía. Había cuestionado mi género antes de eso, y ya había declarado que era no binario, pero una vez que conocí a mi amigue, me pregunté: «Vaya, ¿yo también puedo hacer eso? ¿Puedo ser quien realmente soy por dentro?». En 2017, volví a declararme un hombre trans, empecé a hacer la transición y a sentirme más cómodo con mi cuerpo. Fue entonces cuando pude ver mi futuro como hombre trans. Fue entonces cuando me di cuenta de que «ya no tengo que vivir como el género equivocado».