Siempre me llamaron marimacho, y luego palabras descriptivas menos agradables. Soy maestre y "ese momento" para mí fue cuando un estudiante de secundaria (que ingresaba a sexto grado) me detuvo y me preguntó mis pronombres para que me sintiera viste. Este niñe me vio como lo que era, un ser humano que existe fuera del papel que la sociedad esperaba que desempeñara.
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