La primera vez que vi mi futuro como un hombre trans fue cuando conocí en persona a un hombre trans que era unos años mayor que yo. Mi transición se realizó antes de las redes sociales, en 2008/2009. Ni siquiera sabía que había gente que se sentía como yo. Cuando fui introducido a un hombre trans de veintitantos años que tenía novia, un buen trabajo, que vivía en su propio apartamento, abrió mis ojos y comprendí que podía ser feliz, que podía ser exitoso y podía ser amado como el hombre trans que soy.